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NO TE DISCULPES POR SER QUIEN ERES Y VERÁS COMO PROSPERA TU VIDA!


¡Buenos días!

¿Has notado lo temprano que llegan las notificaciones de estas publicaciónes de blog a tu bandeja de entrada? (si estás leyendo esto y aún no estás suscrito/a, ¿qué estás esperando?)


¡¡Sí!! ¡Muy temprano! ¡6:30 a. m.! Y, no. No lo envío yo misma, no en tiempo real, lo programo. Y eso es porque... cuando llega a tu bandeja de entrada, estoy en medio de mi sesión diaria de entrenamiento en el gimnasio.



Todos los días, de lunes a viernes, me levanto a las 5 de la mañana. A las 5:45 me dirijo al gimnasio hasta las 7:10, luego voy a casa, recojo a mis 3 hijos y los llevo a la escuela. Vuelvo a las 8.30, tomo mi adorado café o matcha latte y empiezo mi rutina matutina de establecer los 3 objetivos que quiero lograr ese día.


Me levanto muy temprano y me encanta! ¡Me he estado levantando muy temprano desde que tengo memoria! Recuerdo a mi mamá diciéndome “Andie, la escuela comienza en 3 horas, ¡vuelve a la cama!” Pero me gustaba mucho la tranquilidad de la mañana, el aire fresco y la sensación de que tenía mucho tiempo por delante hasta que terminara el día.


¿POR QUÉ TE DIGO TODO ESTO?

Porque NO ME DISCULPO por hacer cada cosa que hago y por ser como soy.

¡Y tú tampoco deberías hacerlo!


Cuando comencé mi transformación de vida, hice grandes cambios, como cambiar mi nutrición, dejar de hacer cosas que en realidad no quería hacer (como tener demasiada vida social), dejar de beber en exceso, priorizar lo que quiero y aprender a decir no cuando asi lo siento.


Hacer todo eso no es difícil... ¡ES UN GRAN DESAFÍO! Porque todo el mundo tiene una opinión, todo el mundo te va a cuestionar, tenemos una horda de gente entrometida al acecho, así que, lamentablemente, muy poca gente te va a apoyar.

Y no te apoyarán por mil razones que ni siquiera importan en este momento, porque mi enfoque, hoy, es empoderarte a TI.


Es por eso que no debes disculparte ser quien eres.

Sé tú misma sin pedir disculpas, sin dar explicaciones y sin justificarte.


Hablando con mi hermana hace unas semanas, estábamos comparando nuestras vidas durante la adolescencia. ¡Siempre digo que ella es la mujer más hermosa del mundo! Ella pensaba que era solo porque tiene la hermosa fisonomía italiana de mi papá. Pero su belleza para mí, también radica en el hecho de que tiene un corazón hermoso, es cariñosa, compasiva y su bondad interior no le permite discriminar si eres pobre o rico, negro o blanco, asiático, latino, extraterrestre, ¡etc! Ella trata a todos con la misma amabilidad.

¡Y es muy bonita! Jejeje (aunque odia que la consideren bonita).


Ella era muy popular por su belleza interior y exterior y porque era, y sigue siendo, una persona muy sociable.

Y yo era, bueno... NADIE jajaja!

¡Pero no te atrevas a leer esto como “pobre de mí, fui una paria”! No era “socialmente nadie” porque elegí no tener vida social, simplemente porque no me importaba.


Prefería tocar y crear música con mi mejor amiga. Prefería practicar gimnasia, prefería unirme a las girl scouts y prefería inscribirme en clases de actuación y baile. Prefería chatear en ICQ con mis amigos virtuales de todo el mundo (¡sí! ¡Así de vieja soy! ¡Jajaja!)

Y, además, siempre elegí a mis amigos en función de lo interesantes y únicos que me parecían.

Todas esas son opciones que no te llevan a las tribus populares cuando eres una adolescente.


Historia divertida.

Recuerdo que cuando tenía 13 años, las niñas de mi escuela comenzaron la moda de usar un polerón gris.

En ese momento, vivía en una ciudad pequeña con pocas tiendas, así que podías ver a las mamás tratando desesperadamente de encontrar esos polerones grises para sus hijas. Recuerdo claramente que pensé “esto es ridículo”.

De hecho, yo tenía un polerón gris, pero no lo volví a usar hasta que terminó la locura. Y mi mamá sabía de la tendencia y me preguntó por qué no estaba usando mi polerón gris. Recuerdo que lo usé para un viaje de estudios porque, de verdad, me tenía quemada de tanto que me preguntaba. Y nunca más.


A mi mamá le costaba mucho tratar de entenderme. Ella solía ser modelo cuando tenía 20 años. Entonces, obviamente, ¡le encantaba la moda! Ella es una persona muy social. Le encanta reunirse con amigos y asistir a eventos sociales. Pero una cosa que estoy agradecida, es que ella nunca trató de cambiarme, ni tampoco criticaba mi personalidad.


Aunque, cuando cumplí 17 años, recuerdo que me cuestioné por un corto período. Me preguntaba si estaba bien ser como era.

¿Y sabes qué?

Mi respuesta fue un SÍ definitivo y firme.


He lidiado con muchas cosas estos últimos 20 años de mi vida. Trastornos de alimenticios, atracones de comida, alcohol dependencia, fracaso, depresión. Pero lo único que siempre me mantuvo en marcha y me dio la fuerza para superar todos mis problemas y elegir transformar mi vida, fue no disculparme por quien soy.

Estoy extremadamente orgullosa de quien soy. Estoy orgullosa de mis elecciones y mis valores. Y no me disculpo por quien soy.


Solo como ejemplo, les voy a contar las cosas que personalmente nunca me ha importado un carajo:

  • el coche que yo u otro conduce

  • la casa que yo u otro pueda tener

  • la marca de la ropa que yo u otro use

  • la profesión, trabajo o títulos de pomposos que yo u otros podamos tener

  • el dinero que pueda tener yo u otros

  • cuantas veces al año y donde yo u otros viaeamos al extranjero

Cuando no te disculpas por quién eres, nada ni nadie en el mundo puede hacerte sentir menos. Nadie tiene la capacidad, aunque lo intente, de hacerte sentir por debajo de ellos. Porque sabes tu valor y también sabes lo que realmente importa en la vida.

Y realmente valoras la vida, porque la ves con nuevos ojos. Al igual que Neo en Matrix, puedes tomar la píldora roja y ver la realidad (después de leer esto, te recomiendo que veas esa película, ¡otra vez!)


Cuando no te disculpas, ya no sientes la necesidad de esconderte o hacer un esfuerzo por ser quien crees que otras personas quieren que seas. Entonces, ya no te reprimes de decir y hacer lo que realmente crees o lo que disfrutas por miedo a ser juzgada.


La gente siempre hablará. Entonces, déjalos hablar. Y si hablan de ti, ¡siéntete halagada! Porque eres lo suficientemente importante como para que te den un espacio en sus pensamientos.

Pero prepárate, porque cuanto menos te disculpas, más brillarás.


Algunas de las cosas que mencioné en esa lista son uno de los mayores factores estresantes que algunas personas tienen en sus vidas.

Tratando de cumplir con las expectativas sociales, sobre-endeudandose solo para demostrar que pertenecen y tienen derecho a estar y permanecer en algún lugar.

El estrés puede enfermarte e incluso matarte. ¿Vale la pena?


Además, si estás tratando de crear confianza en ti mismo, ¿cómo vas a lograrlo si tu entorno te domina y tiene el poder de moldear quién eres?


Entiendo que es nuestro deseo humano innato querer ser aceptado, entendido, visto, escuchado y sentir que pertenecemos.

Desde la antigüedad, el ser humano ha tenido la necesidad de pertenecer a una tribu, principalmente por supervivencia. Si te quedabas fuera de una tribu, lo más probable era que murieras.


Pero la cuestión es que, hoy en día, puedes elegir tu tribu.

No necesitas pertenecer donde no encajas. Y nunca pienses que no encajas porque eres menos que nadie. No encajas porque tienes intereses diferentes. Punto.


He estado viviendo sin disculparme por ser quin soy toda mi vida. Y si alguna vez alguien me miró por encima del hombro, que pena por ellos, ¡porque nunca me di cuenta! Y nunca lo haré. Supongo que nací con los ingredientes de la píldora roja en mi ADN.


En esta publicación de blog quiero empoderarte para que encuentres tu singularidad, aquello que te hace única.

Se agradecida de tus talentos y por lo que eres. Atreverte a ser tú misma. Sé libre y encuentra tu alegría.


  • Aprende más sobre ti misma haciendo una lista de las cosas que estás haciendo actualmente que te estresan. Cosas que haces porque necesitas cumplir con expectativas sociales. O lugares que visitas o actividades que realizas solo para socializar, aunque de pensar en ir allí te causa ansiedad.

  • Después de tener su lista, encuentra la razón por la que lo haces.

  • Y, finalmente, reemplaza esa actividad con algo que realmente disfrutes.


¡Sí, tienes que ser valiente para hacer todo esto!

Pero creo en ti. Eres lo suficientemente fuerte y sabes que quieres hacerlo.

Solo necesitabas un empujón. Entonces, ¡aquí está tu empujón!



¡Por tu nueva vida sin disculpas!


Abrazos!

Andie

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